Cuatro investigadores del Instituto de Restauración del Patrimonio (IRP) han editado un libro que muestra los colores predominantes del centro histórico de Valencia. Estos son los ocres y los tierra, que colorean las fachadas de la mayoría de los edificios y que reclaman que se respeten a la hora de realizar una restauración. También han analizado como varía el color en las diferentes tipologías y según la clase social de las viviendas.
Podemos encontrar reflexiones como que era habitual pintar más oscuro el fondo que los ornamentos o que se utilizaba el color azul para puertas y ventanas porque se pensaba que ahuyentaba los mosquitos. También se justifica que estos colores, los marrones, eran obtenidos de los pigmentos de las tierras más próximas, por ello, estos tonos no son casualidad y son propios del lugar donde vivimos.
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